CALIFANO CANTA EN RED (texto de Ana)
me voy a embarcar a bordo
en una nave de guerra,
me gusta el agua, soy de la isla
me gusta el agua, me entiende
Juan Califano y Rita Aversano ensayan en el museo. Han traído: Rita, sus cafeteras para preparar el café all’italiana; Juan los materiales para tejer sus redes (un pequeño bastoncito de madera, una aguja, hilo). Mientras ella explica cómo se usa la moka, y la cafetera eléctrica, Juan con los pies apoyados sobre un banco, sostiene la red que se alarga, empuñando el bastoncito, la aguja y moviendo con rapidez sus dedos. Rita se corre de la escena, da pie para que Juan comience y Juan, concentrado en su trabajo, explica cómo aprendió a los tres años a pescar pulpos en la isla de Ponza, y a los seis, a tejer redes, y cómo fue a buscar a su novia Rita, y el tiempo que pasó como cusiniere en uno de los barcos que después de la guerra fueron a buscar prisioneros italianos a Egipto.
Juan Califano teje redes en el patio de su casa
-Juan, allá en Ponza, cantaban ustedes mientras tejían?
Oi Marì, Oi Mariì,
quanto suonno che perdo pe' te.
Far m'addurmi,
abbracciato nu poco cu te!
Oi Marì, Oi Marì!
Canta, y sigue tejiendo, y su canto se prolonga durante unos cuantos minutos... el ritmo y las modulaciones de la voz marcan el tiempo a la aguja, al hilo y al bastoncito que van dando forma a la red entre los dedos de su mano.
Rita y Juan en Ingeniero White
En un determinado momento levanta la vista, detiene su trabajo y dice: “no es difícil, venga, pruebe, así aprende”. Se pone de pie, se para a tu lado, te da algunas instrucciones... ¿no te sale? entonces te toma la mano, te desliza el hilo entre los dedos, pasa la aguja y te dice, “pruebe, pruebe de nuevo”; y mientras vos explorás por primera vez ese gesto inmemorial que él lleva grabado en su cuerpo desde los seis años, te hace comentarios sobre la calidad de los hilos que se usan ahora para las redes, la situación de la pesca en estos días en White y la forma en que corta el tejido si han salido mal algunas vueltas; y después de felicitarte calurosamente por la única vuelta que lograste hacer bien, se sienta de nuevo, agarra las tijeras y corta, para poder retomar su tejido, y su historia.
Rita y Juan en Ponza
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