viernes, 23 de febrero de 2007

EL PAPELITO DE MONTES (texto de Ana)

Llegué a la casa de Manuel Montes, y me encontré un vergel en medio del paisaje salitroso y polvoriento del Bulevar. Montes, que trabajó en el galpón de locomotoras hasta hace 13 años como mecánico y supervisor, estaba con Llera el día de “Nadie se despide en White” sentado en el miriñaque, como un protagonista más.
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Manuel Montes bajo el parral de su casa en el bulevar

Le pregunto cómo es que fueron al museo a ver “Nadie se despide en White”. Y me cuenta: Le digo a Llera ‘¿qué te parece si vamos? Voy a averiguar el horario’. Y fui acá, al almacén y ahí encontré un papelito, le digo a la chica que estaba ahí: “¿me puedo llevar este papelito?”. “Si, si hay mas”. Lo veo a Llera y le digo: “Mira, acá tengo este papelito”. Y al día siguiente se fueron al museo, los dos, a ver qué era eso, en colectivo: Llera le dice al chofer: ‘¿Nos puede llevar hasta la bajada del puente?’ ‘Si, suban, suban’. Allá mismo nos bajamos y allá enseguida nos encontramos los muchachos, todos, este pibe que teníamos de soldador, Mendiondo, y Caballero, que yo lo tenía de ayudante, ahora se jubiló también él, y Ceci, que era jefe nuestro, era inspector, él siempre venía con sus revistas, yo las agarraba, ‘ahí la tenés, Montes’.
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Manuel y su mujer Eusebia