jueves, 10 de enero de 2008

EL PÚBLICO DE LA ÚLTIMA FUNCIÓN

Está la foto del Pedro estibador que levanta la bolsa de arpillera con los dientes y los brazos extendidos. Lo que no está en la foto es el grito que sale del fondo de la platea: Bravo, Pedro!! ¿Pedro tiene fans? No sabría decirlo, sí se que tiene amigos, vecinos del Saladero que el 14 de diciembre fueron a verlo en la última función del 2007, y gente que recién lo conoció ahí, sobre el escenario.

.
.
Está Fernando, por ejemplo, quien tuvo la responsabilidad de alimentar las gallinas de Pedro hace unos días, mientras Pedro visitaba a su hija en Esquel. Está su sobrina, con hijas y nietos. Está Pietro Morelli, carpintero ferroviario, que se quedó con las ganas de cantar una milonga al terminar la obra porque, me dice: no me di cuenta de traer la guitarra. Está Hugo Llera, que además de ferroviario fue estibador, y no para de hablar en voz baja con las personas que están sentadas a su lado durante toda la obra, para reafirmar o discutir lo que se ve en escena. Es un público mezclado el de la última función; hay escritores, estibadores, profesores universitarios, ferroviarios, músicos, periodistas, estudiantes... Si uno hiciese un ejercicio borgeano podría decir que el público que asistió a la función del viernes 14 de diciembre de 2007 se divide en: a) vecinos de Pedro Marto b) poetas c) amigos d) hijos, sobrinos y nietos de ferroviarios e) de memoria prodigiosa f) trabajadores g) que gustan del teatro documental h) curiosos i) Pietro y Pablo Morelli j) que vinieron a White en colectivo k) intendentes l) Hugo Llera ll) periodistas m) obreros de empresas recuperadas n) que no pudieron venir pero mandaron decir por un amigo que nos felicitan y la próxima no se la pierden ñ) docentes o) que lloran al final p) Pedro Caballero.

Hay un grupo de INCOB, ex frigorífico Palloni, recuperado por los trabajadores tras la quiebra. Vinieron a ver la obra y a conocer el museo. Nos conocemos porque estuvimos un par de veces en el frigorífico, filmamos, hablamos de su experiencia, organizamos un encuentro con fábricas recuperadas del que ellos participaron. Y están en la última función porque consideraron que hoy teníamos que venir, sí o sí, aunque se nos hizo un poco tarde porque terminamos de faenar como a las seis. Está también el intendente de Bahía Blanca, que se acerca a preguntar si es cierto que Pedro, que lo dobla en edad, fue concejal. El público de la última función es determinante. Ya avanzada la obra aplaude y alienta cada intervención de un Pedro que está iluminado. Y es la mejor función de las cinco, sin duda.
.
.
En una de las primeras entradas del blog hablaba de pensar a Ferrowhite como un espacio de encuentro, y a Archivo White como un proceso que se cristaliza en una serie de obras, pero que se dispara en otras direcciones. Una de esas direcciones es el espacio de diálogo y debate que se genera tras la obra,
en la comida que siempre hacemos después de la función, precisamente en esta función, y a partir de un público tan heterogéneo. Hay quien pregunta por detalles del proyecto, hay quien recuerda la huelga del sesenta y pico que se menciona en la obra, hay quien pregunta por los límites y posibilidades de este tipo de experiencia en un museo, hay quien hubiera elegido otro tema musical para terminar, y quien se interesa por la época de la cooperativa de estibadores. Es interesante comprobar que frente a la misma obra los intereses que se disparan sean tan distintos. El clima de charla que anima la picada no oculta esa heterogeneidad que es la de la propia sociedad, y el espacio de encuentro e intercambio es también un retrato de las tensiones que esa sociedad manifiesta a diario. En un momento se acerca Hugo Llera, que vive a pocas cuadras del museo, y en torno a la mesa llena de platitos con mortadela y aceitunas, pingüinos con vino tinto, y pan, me dice en voz baja: ¿y si lo agarro al intendente ahora que está entusiasmado con la obra y le digo que no se olvide de mandarnos al barrio el camión regador?

No hay comentarios.: